¿Cuál es el origen de los Juegos Olímpicos?

En pocos días, la antorcha olímpica volverá a presidir una nueva edición de los Juegos Olímpicos. Una edición que será recordada, como todas las competiciones deportivas del último año, como los juegos de la pandemia.

Tokio se prepara para recibir a los olímpicos que pasarán poco menos de un mes luchando por una medalla que los lleve al olimpo del deporte. No siempre los juegos se llamaron así, y poco, o nada queda, del espíritu para el que fueron ideados en la antigüedad.

Con sede en Olimpia, entre los años 776 a.C. y el 393 a.C. se llevaron a cabo las conocidas como Olimpiadas de Grecia. En ellas, una serie de deportistas, los mejores y más entrenados, se enfrentaban en distintas disciplinas para conseguir el honor para su pueblo. La vida en Grecia se paraba, tanto que hasta las disputas políticas se suspendían para centralizar todos los esfuerzos en las Olimpiadas.

Pierre de Coubertin fundador de los Juegos Olímpicos

Fue ya en el siglo XIX cuando un aristócrata francés, unido al deporte, el barón de Coubertín, desarrolló una idea nueva para el gobierno francés: Se trataba de crear una competición deportiva, emulando a las antiguas Olimpiadas, para dar oportunidad a jóvenes atletas de todo el  mundo.

Estas Olimpiadas modernas se celebraron por primera vez Atenas en 1896, y se realizaron bajo el auspicio del recientemente creado Comité Olímpico Internacional (COI) y con el nombre de Juegos Olímpicos.

A lo largo de los años, estos Juegos Olímpicos han ido modificando su estructura, añadiendo cada vez más participantes, y creando otras competiciones del mismo espíritu como los Juegos Olímpicos de Invierno, pensado para deportes de invierno como el esquí, snow o curling; los Juegos Paralímpicos, para atletas con alguna discapacidad; o los Juegos Olímpicos de la Juventud, para atletas jóvenes.

Los Juegos Olímpicos son la competición deportiva más vista del mundo y prestigiosa para muchos atletas. El espíritu olímpico se rige por dar oportunidad a deportistas jóvenes como un trampolín mundial para desarrollar su carrera deportiva en los años futuros.

Además, se considera una competición de unión de los pueblos, tal y como se refleja en los aros olímpicos.